ENGAÑANDO A LAS ESCULTURAS

De: Creamomentos

Este es un juego basado en una gran broma que se hace al grupo de jugadores.
En él que pueden jugar muchos participantes, además, se requiere la presencia de otros invitados para completar la diversión.  Pueden jugar niños y adultos.



El animador o la persona que orienta el juego o la actividad recreativa, les pide a los jugadores que se distribuyan por el espacio de juego y que deben quedarse quietos, haciendo la pose de una escultura, de la manera más graciosa que se les ocurra. 





Les cuenta que, mientras ellos hacen su representación como las esculturas graciosas, él saldrá del lugar de juego  y llegará con un grupo de invitados, que serán los jueces para premiar a las mejores  y más graciosas esculturas.

El animador sale a buscar a los supuestos jueces y deja  los jugadores organizándose y buscando poses creativas y grotescas.  Pueden hacer muecas, pararse en la manos, acostarse, sostener algún objeto, o lo que se les ocurra, son válidas todas las ideas creativas que tengan.

A los pocos minutos ingresa el animador del juego, con el grupo de jueces, que pueden ser los adultos que vienen a la fiesta o al juego acompañando a  los niños.  En ese momento los jugadores deben estar quietos, cada uno en su posición de escultura.

Empieza a recorrer el salón en compañía de los jueces y les va haciendo una descripción del espectáculo que hay en ese salón lleno de esculturas.

Como la idea es hacerle una broma a los jugadores, puede decir cosas muy graciosas y burlonas sobre lo que representan las esculturas exhibidas, empieza a inventarse descripciones ridículas como éstas:

- Aquí tenemos la escultura de una rana muy loca, miren cómo esta rana tiene los ojos saltones, como son de flacas sus patas, es la rana de las ancas cojas, con la cual hay que tener mucho cuidado...

- Esta es la escultura de un perro después de un ataque de piojos, miren como se agacha para orinar... 

- El artista que elaboró esta escultura pensó en representar  a este animal cuando se rascaba el ombligo...

Es importante que el animador sea una persona muy creativa, para que se ingenie bromas y frases muy ingeniosas para presentar a las esculturas y haga reír a los invitados y a los participantes del juego.






Si un jugador empieza  a chistar o a moverse será sancionado con una pena o penitencia, incluso puede ser eliminado, pues lógicamente una escultura no se mueve ni habla.

Al final, los jueces deliberarán  y darán su opinión para saber cuál es la escultura más graciosa.

Puede tenerse un premio para entregarlo a la escultura seleccionada como la mejor.

este juego nos puede servir en fiestas para niños, actividades recreativas con niños y jóvenes, para la escuela y en fiestas para adultos.

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